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Salud
NEUROCIENCIAS: LA CIENCIA DEL CEREBRO
Cuando las cosas van mal - 4ª parte
Fuente: Asociación Británica de Neurociencias
Neurodegeneración - Enfermedad de Alzheimer (continuación)
¿Qué es lo que va mal?
la vez que la enfermedad de Alzheimer progresa, las células se van muriendo, la corteza se reduce y los ventrículos (los espacios del cerebro llenos de líquidos) aumentan. El diagnóstico se realiza fundamentalmente por medio de características y signos clínicos, pero desgraciadamente no puede ser confirmado definitivamente hasta que se realiza un análisis post-mortem una vez que a nivel microscópico se puede establecer la pérdida celular así como la acumulación anormal de una proteína amiloide dispersa en forma de placas amiloides degenerativas y de ovillos enredados con otras proteínas que son constituyentes normales de las células nerviosas, ovillos fibrilares. Los proyectos de investigación actuales están intentando mejorar el diagnóstico temprano durante la vida del paciente con nuevas técnicas neurofisiológicas centradas en distinguir los cambios mentales en las etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer comparándolas con las que aparecen en otras alteraciones, tales como la depresión.
De nuevo la genética ha proporcionado un apoyo para empezar a comprender mejor esta enfermedad, indicando ciertas mutaciones en genes determinados que codifican para la proteína precursora de amiloide (de la que se forma la proteína amiloide) y las presenilinas (que codifican para las enzimas encargadas de fragmentar el precursor). El heredar una variación determinada del gen de la apolipoproteina E (apoE) designado apoE-4 constituye un factor de alto riesgo para la enfermedad. Sin embargo, los factores genéticos no proporcionan la historia completa: ciertos factores ambientales, tales como toxinas y otras alteraciones como las lesiones producidas por el trauma cerebral pueden jugar un papel extremadamente importante. No obstante, los factores genéticos son lo suficientemente importantes como para haber desarrollado modelos animales que muestran las características de la enfermedad. La investigación en estos modelos debe ser interpretada cuidadosamente y no sobre-interpretarse, aunque nos puede proporcionar gran información sobre la biología de este proceso degenerativo.
Todavía no existen tratamientos que impidan la progresión de la enfermedad de Alzheimer, aunque son altamente deseados y es por lo que la investigación en modelos animales es extremadamente importante. Se sabe que las células que utilizan el neurotransmisor llamado acetilcolina son especialmente vulnerables en esta enfermedad. Los fármacos que activan y permiten el funcionamiento de la acetilcolina restante, bloqueando la enzima encargada de su destrucción tienen un efecto relativo tanto en humanos como en modelos animales. El relacionar las pistas genéticas, que nos ayudan a comprender las relaciones entre la química cerebral y la función psicológica, junto con la comprensión de los mecanismos por los cuales las células se dañan y destruyen parece ser el único paso adelante para poder paliar esta enfermedad.
Depresión
Puede parecer sorprendente el darse cuenta que la depresión y la neurodegeneración pueden estar asociadas, pero sabemos que pacientes seriamente depresivos pueden perder células nerviosas.
La depresión es una enfermedad muy diferente de los momentos en que nos encontramos anímicamente mal de vez en cuando. Nos estamos refiriendo a una condición médica muy seria en las que el bajo estado anímico dura semanas e incluso meses. Cuando esto ocurre la situación parece apoderarse de todo, Vincent Van Gogh, el pintor impresionista, sufrió depresión profunda.
Vincent Van Gogh, el pintor impresionista, sufrió
depresión profunda.
hasta el extremo en el que las personas que la padecen quieren morirse e incluso llegan a intentar el suicidio. Las personas que lo padecen muestran unos síntomas característicos: alteración del sueño, pérdida de apetito, falta de concentración y memoria y pérdida del interés en la vida. Afortunadamente se puede tratar.
Los antidepresivos que aumentan la acción de los transmisores neuromoduladores, tales como la serotonina y noradrenalina pueden rápidamente (en semanas) tratar la enfermedad. Tratamientos especializados de diálogo y conversación son también muy efectivos y una combinación de tratamientos químicos y psicológicos puede ser muy útil.
Esta enfermedad es muy común: 1 de cada 5 personas la padece en algún momento de sus vidas. El estar severamente deprimido tiene un efecto de desequilibrio en el control de las hormonas del estrés, como el cortisol, que se liberan de forma beneficiosa durante situaciones estresantes (véase el apartado sobre el estrés). Sin embargo, cuando se activan crónicamente, las hormonas del estrés pueden dañar las células nerviosas, fundamentalmente en los lóbulos frontal y temporal del cerebro. Recientemente se ha descubierto que los antidepresivos fomentan la integración de las células nerviosas y aumentan la neurogenesis en el hipocampo. De esta forma podrían en cierto modo ser protectores e incluso impedir los efectos tóxicos del estrés en el cerebro.